El sargento Bruce Robertson no es
precisamente un policía modélico. Es un tipo corrupto, misántropo, violento,
machista, homófobo y racista. Es un consumidor compulsivo de pornografía,
servicios de prostitutas, fast food de lo más grasiento, alcohol y cocaína. Y
además se dedica a lanzar rumores malévolos sobre sus compañeros de cuerpo;
practica con una de sus amantes peligrosos juegos eróticos que incluyen la
asfixia y es capaz de inducir a una menor a la que ha pillado con éxtasis a que
le haga una felación.
Debido a sus excesos, a Robertson
le ha aparecido un imponente sarpullido que invade sus genitales y se extiende
sin control, y un incordiante parásito en el intestino que acaba convirtiéndose
en la voz de su conciencia. Y mientras su vida se desmorona a pasos agigantados
–su esposa ha abandonado el domicilio conyugal con su hijo-, el sargento tiene
que investigar el asesinato del hijo de un diplomático africano...
Fiel a su habitual contundencia,
Welsh nos presenta en esta novela el hundimiento físico y moral de un policía
corrupto. Un viaje a lo más abyecto, en el que se mezclan la visceralidad, la
violencia y el humor negro: no defraudará a quienes disfrutaron con
Trainspotting.
Vamos a definir a Escoria como una
novela complicada, no solo por la cantidad de situaciones políticamente incorrectas
que se describen en sus páginas, sino por los elementos que la componen, sus
protagonistas, el entorno político y social en el que se desarrolla su historia,
las situaciones familiares que se presentan en ella, abuso de drogas, sexo y
otras sustancias y corrupción. Pareciera que el autor decidió tomar lo peor de
la raza humana y ponerlo todo junto en una misma obra teniendo como resultado
una novela impecable, entretenida, polémica, emotiva pero sobre todo reflexiva.
Pero ¿Cómo hace el autor para que
la recepción de su obra siga siendo cálida y objetiva en tiempos como estos, en
los que cualquier situación ofensiva puede ser denunciada fácilmente? La
respuesta, por lo menos para mí, es: Narrativa y construcción.
Vamos por partes, la narrativa de
la obra se da en tercera persona por un narrador omnisciente que nos da acceso
total a las situaciones, emociones, pensamientos y reflexiones de nuestro protagonista,
el sargento Bruce. En su mayor parte la
narrativa sigue un orden cronológico que nos presenta una problemática y la
desarrolla poco a poco. Para que ésta se pueda concretar se hace valer de
diferentes perspectivas y personajes que aportan detalles adicionales a la obra
y le dan un enfoque más completo.
Podemos dividir la obra en dos
partes generales, la primera es lenta, con descripciones detalladas y situaciones
específicas que parecieran no llevarnos a ningún sitio. Sin embargo, esta
primera parte sirve para dar a conocer el entorno laboral y social actual de nuestro
protagonista, la forma en la que se relaciona con los demás, el cómo reacciona ante diferentes situaciones,
incluso las frases, los tics y las manías que presenta. La lectura de esta
primera parte puede costar un poco de trabajo ya que la trama principal se va
quedando estancada y las subtramas se van resolviendo conforme aparecen. El
sargento Bruce, como ya lo dijimos anteriormente, es el ejemplo de todo lo
negativo que se puede tener en una persona, su actitud es repelente y cuesta
mucho trabajo como lector poder relacionarse o identificarse con él.
Es en la segunda parte de la
novela cuando comienzan a cambiar un poco las cosas. Gradualmente se nos va
introduciendo a un narrador bastante peculiar que nos comienza a dar detalles
muy puntuales de el pasado de nuestro protagonista, detalles que no conocíamos
y que de ninguna manera se podrían anticipar. Con la llegada de este narrador
especial comenzamos a ver también el declive, o la ruptura emocional y física de
Bruce. Las cosas se complican cada vez más para él y las emociones que ha
guardado durante mucho tiempo salen a flote. El ritmo y desarrollo del
conflicto principal es un poco más ágil en esta segunda parte, las piezas se
mueven cada vez más y estamos cerca de conocer el desenlace de la
historia.
Podemos ver entonces que la
narrativa es perfecta en esta obra, es lenta y vasta o ágil y directa cuando se
requiere. He dividido anteriormente la obra en dos partes y he mencionando las
diferencias que se encuentran en cada una de ellas, sin embargo, la transición
entre una y otra es sutil y gradual. No hay una manera exacta de dividir estas
dos partes ya que el cambio se va dando de a poco, es mejor dicho,
sobresaliente la manera en la que se nos va envolviendo en la obra y como tu
criterio como lector va creciendo y cambiando con ella.
El segundo elemento que, desde mi
perspectiva, permite que Escoria sea una excelente novela es la construcción de
la historia y de sus personajes. Tomemos como referencia a Bruce, el
protagonista, ya hablamos como en la primera parte de la novela se nos pinta como
el tipo de persona con la que a nadie le gustaría relacionarse en el ámbito
personal ni profesional, sus acciones y reacciones pueden llegar a ser muy
incomodas e irritantes para el lector y puede no haber un vínculo entre uno y
el otro. Sin embargo, es muy destacable la firmeza y la fidelidad con la que se
nos presenta en todo momento, aunque sus decisiones no sean las mejores y su
manera de relacionarse deje mucho que desear está siendo cien por ciento el
mismo, está siendo fiel a sus principios, bueno o malos pero suyos. Esta
autenticidad nos dice mucho del trabajo de construcción de personaje que hay
detrás, de cómo el autor conoce tanto a su personaje, sabe de dónde viene y a donde
va y se mantiene fiel a su esencia, a su realidad.
Esto comienza a cambiar durante
el desarrollo de la historia y es que el personaje tiene una profundidad
inmensa, hay un montón de cosas que se esconden detrás de la fachada de tipo
rudo que se nos ha mostrado y poco a poco comenzamos a ver vulnerabilidad, que
es la clave de la conexión entre personajes ficticios y lectores. Bruce llega a
un punto de quiebre en el que no hay vuelta atrás, ha tomado malas decisiones,
se ha dejado llevar por un juego de inmoralidad, mentiras y manipulaciones que
tarde o temprano comienzan a jugar en su contra y no lo puede evitar. Las capas
que lo protegen se van cayendo una tras otra y con cada una de ellas se muestra
una versión distinta de él mismo. En este punto la imagen que teníamos de Bruce
ya no es la misma, por supuesto, su historia y las cosas tan complejas por las
que ha pasado no justifican sus acciones pero si nos dan perspectiva y nos
permiten sentir empatía y conexión con él, nos hace saber que después de todo
es un ser humano atormentado y que no ha encontrado la mejor manera para sacar
toda esa frustración y dolor acumulado.
Nos vamos acercando al final de
la novela y no hay muchas opciones para Bruce, sus metas han sido frustradas en
todos los aspectos y desde su manera de entender el mundo no hay un futuro próximo
que valga que la pena. Es curioso que cuando se habla de desarrollo nos vamos
siempre por el lado positivo, sobre todo cuando leemos este tipo de finales podemos
pensar que el personaje no tuvo un desarrollo como tal. A mi me gusta creer que
sí, que se vio un cambio del Bruce que
vimos al inicio comparado con el Bruce que vemos al final. No es la misma
persona, atravesó por un viaje complicado y tomó decisiones que tal vez al inicio
no hubiera pensado jamás. Probablemente no es el tipo de cambio o crecimiento
que estamos acostumbrados a leer pero está ahí, es real y es autentico, es
suyo, es Bruce hasta la última palabra de la novela.
Para quienes son lectores asiduos
del blog o me conocen y hemos intercambiado palabras sabrán que este tipo de
historias me llaman mucho la atención por todo el contenido psicológico y
social que hay de por medio. Este debate eterno entre el bien y el mal y el
debate todavía más complejo de quien decide lo que está bien y lo que está mal.
Hay mucho de esto en Escoria y es uno de estos libros que me dejan con más
preguntas que respuestas y esa es una de las medidas que, personalmente, tomo
en cuenta para saber si un libro es bueno o no.
Escoria es la ejemplificación de
las personas que no encajan, de los que
no forman parte de la norma, de las personas que no pueden avanzar, de los que
no se rinden aun sabiendo que el camino que recorren no los lleva a ninguna
parte. Escoria es la representación de aquellos que nos negamos a representar,
a los que les dijimos no muchas veces, a los que nadie toma como ejemplo, con
los que nadie quiere estar.
Escoria es uno de mis libros
favoritos en lo que va del año y si todo este discurso, probablemente repetitivo
y cansado, que acabas de leer no te ha causado un poco de intriga y curiosidad
por la obra entonces probablemente no sea el libro indicado para ti.
Esto es todo por ahora, si ya
leíste la obra puedes dejar un comentario con tus opiniones o puedes buscarme
en mis redes sociales para intercambiarlas.
Gracias por leer y compartir.
Hola, Roli, genial reseña. De verdad que desde la sinopsis me estaba dando asco Bruce Robertson, lo que te deja el libro suena muy interesante, definitivamente se ve que es tu cup of tea y qué padre que lo hayas disfrutado. Sin embargo, no creo que sea para mi.
ResponderBorrarhola Roli! Gracias a Carlina conocí tu blog, pero creo que este libro aunque suena muy interesante y lo que mencionas de su representación es muy interesante y fuerte creo que no es para mi, tengo tantos pendientes que no sé si le daré la oportunidad.
ResponderBorrarGracias por la reseña, es muy completa.
Besos!
Hola excelente reseña! Gracias por compartirla...
ResponderBorrarComparto un post:
https://quasartechsciencie.blogspot.com/2019/12/noche-de-esperanza.html?m=1
Saludos!